En Jesfer hablamos mucho de viviendas sostenibles, como las casas pasivas, y hoy lo vamos a hacer de una tipología en concreto: las casas bioclimáticas. Este término que escuchamos de manera muy habitual, sobre todo en los medios de comunicación, pero que seguimos sin conocer en profundidad.
Las viviendas bioclimáticas son aquellas que han sido diseñadas teniendo en cuenta las condiciones climáticas de la zona en la que se encuentran y que aprovechan al máximo los recursos naturales de los que se dispone. Es decir, aquellas viviendas construidas según los principios de la arquitectura bioclimática. Esta novedosa rama de la arquitectura está muy ligada a la arquitectura ecológica que pretende concebir el diseño arquitectónico de manera sostenible, aprovechando los recursos naturales y los sistemas de edificación con el fin de minimizar el impacto ambiental. En este sentido, estas serían las tres principales características que diferencian a las viviendas bioclimáticas de las construcciones convencionales:
- Antes de iniciar cualquier obra, se analizan las condiciones climáticas, la orientación solar, la hidrografía, los ecosistemas… En definitiva, el entorno del edificio para aprovechar al máximo el potencial de la naturaleza.
- Se utilizan materiales de construcción ecológicos, saludables, que respeten el medio ambiente y de bajo contenido energético.
- Se reduce el consumo de energía al máximo, supliendo las necesidades energéticas con energías renovables, que eviten cualquier tipo de impacto medioambiental.
Es necesario señalar que a partir de estas tres bases de la arquitectura bioclimática, se derivan otros conceptos igualmente importantes para las casas bioclimáticas como el estudio del diseño y del espacio útil para minimizar el gasto energético o el cumplimiento de los requisitos de salubridad y confort térmico. En cualquier caso, el objetivo final de todos ellos es lograr que una vivienda bioclimática sea totalmente sostenible y autogestionable.
Sí, lo sabemos, parece impensable poder vivir en una casa de este tipo para muchos de los consumidores. Pero, hoy en día, construir casas bioclimáticas no es algo imposible de conseguir. Aunque en un principio construirla pueda suponer un mayor coste, la inversión inicial acabará amortizándose debido al importante ahorro energético que consiguen estas viviendas. Y es que, estudiando la orientación al sol, la vegetación o las aguas de la zona, se pueden desarrollar procesos de construcción responsables con el medio ambiente, que no sólo nos permitan reducir los impactos medioambientales sino que también supongan un ahorro en la tarifa energética, y un entorno natural, sano y saludable para los usuarios.
Una solución arquitectónica
En el caso de la arquitectura bioclimática, su preocupación principal no es únicamente el respeto al medio ambiente, sino también el confort de los usuarios de estas casas bioclimáticas. En el diseño de las construcciones se tiene en cuenta que el objetivo de cualquier vivienda es el bienestar de sus residentes. Por lo tanto, estas viviendas bioclimáticas no tienen que ser vistas exclusivamente como construcciones ecológicas sino también como edificios en equilibrio y armonía con el medio ambiente, que ofrecen todo un entorno sano y saludable a sus habitantes, mejorando la calidad de vida de estos.
Sin duda, una de sus principales ventajas de las casas bioclimáticas es la autosuficiencia energética, ya que son viviendas que se autoabastecen energéticamente e incluso, si se tiene la infraestructura necesaria, pueden generar un excedente energético. Y además, toda esta autosuficiencia se consigue por medio de energías renovables, ya sea eólica, geotermal o solar.
Unido a esta autosuficiencia energética, encontramos el concepto de sostenibilidad pasiva, un aspecto positivo ya que la vivienda será capaz de ser eficiente de una forma autónoma gracias a su propia producción de energía limpia, entre otros factores. Optimizando el consuno energético, no solo vamos a limitar al mínimo el impacto paisajístico, sino que también vamos a conseguir un ahorro en la tarifa energética, puesto que las facturas serán mucho más reducidas. Además, con la mejora del aislamiento térmico, se puede conseguir también un aislamiento sonoro, un aspecto que a menudo se olvida en la mayoría de las viviendas convencionales.
Precisamente, alejarse del tipo de construcciones tradicionales es otro de los atributos de las casas bioclimáticas, pues proponen diseños creativos, cercanos a la naturaleza y pensados para la integración de la flora autóctona. Al final, incluyendo todos estos novedosos conceptos sostenibles a una vivienda, conseguiremos que esta sea única e incluso mejore la salud de sus habitantes, ya que el interior será mucho más saludable por el uso de materiales ecológicos.
¿Cómo conseguir una casa bioclimática?
Hay muchos factores a tener en cuenta a la hora llevar a cabo la construcción de una vivienda bioclimática, desde el estudio de la trayectoria solar, a la capacidad térmica de la vivienda, su forma o las posibilidades de aislamiento. A continuación os explicaremos algunos de los conceptos necesarios para entender el funcionamiento de una casa bioclimática:
- La trayectoria solar: el sol es la principal fuente de calor de la que se nutren este tipo de viviendas, por lo tanto, la trayectoria solar es el primer factor a tener en cuenta en la construcción de estas casas bioclimáticas. Es muy importante tener una idea de la distinta trayectoria del sol dependiendo de la estación ya que las fachadas recibirán estas radiaciones de forma distinta. En invierno por ejemplo, el sol está bajo, de manera que la fachada sur recibe la mayoría de radiación, en cambio, en verano el sol es más vertical sobre todo al medio día, recibiéndose la mayoría de la radiación en ese periodo. Además, la radiación no siempre se manifiesta de forma directa, también existe la difusa y la reflejada. Mientras que la directa proviene directamente del sol, la difusa es la que se manifiesta sobre todo en los días nublados, pues se produce como consecuencia de la dispersión de parte de la radiación del sol. A su vez, la radiación reflejada es la que se refleja en la superficie terrestre, por ejemplo las superficies horizontales no reciben ningún tipo de radiación reflejada mientras que las verticales son las que más la reciben. Una vez que se recibe esta radiación es necesario transmitir ese calor, y este no se transmite siempre de la misma forma. Existen en concreto tres mecanismos de transmisión del calor: conducción, convección y radiación. El calor se transmite por conducción cuando este es conducido por el propio material, por lo tanto la clave de esta transmisión es el origen del material, los metales por ejemplos son buenos conductores mientras que la madera es un buen aislante. En cambio, cuando hablamos de materiales fluidos, el calor se transmite por convección, por el propio movimiento del fluido. Es necesario ser consciente de todos estos conceptos para desarrollar la manera más eficiente de concebir el sistema energético de una vivienda bioclimática.
- La forma: las casas bioclimáticas debe aprovechar al máximo el potencial de la naturaleza de su alrededor, por tanto, han de tener una forma que se adapte al entorno natural. Una mayor altura conseguirá una mejor ventilación, y un eficiente diseño del tejado mejorará la captación solar, por esto, es necesario estudiar cuál es la forma que más conviene a nuestra vivienda para potenciar su situación geográfica y minimizar, entre otras cosas, el gasto energético.
- El aislamiento: con un buen aislamiento, la vivienda guardará el calor cuando sea necesario. Se pueden evitar los cambios bruscos de temperatura con una eficiente distribución de los muros, por ejemplo. Aunque, sin duda, el factor más determinante en el aislamiento es la ventilación. Se recomienda usar dobles ventanas para la conservación de las temperaturas tanto en invierno como en verano, logrando que la vivienda esté climatizada y además mejorando en temas de salubridad.
- El agua: en las casas bioclimáticas se aprovecha, incluso, el agua de la lluvia. Por esto se recurren a sistemas de almacenamiento de agua como depósitos instalados en el jardín o en el tejado.
- El jardín: también hay que mantener estos principios sostenibles a la hora de diseñar el jardín, se puede incluso crear un pequeño ecosistema que atraiga la biodiversidad, priorizando aquellas especies que tengan mayor capacidad de adaptación al entorno.
- La importancia de los materiales: los materiales elegidos a la hora de emprender la construcción de una casa bioclimática tienen que cumplir una serie de exigencias. Y es que, estos materiales han de ser ecológicos y su composición y creación sostenible, es decir, se debe tener en cuenta el impacto ambiental del material, su conversión en residuo y su vida útil. Estamos acostumbrados a encontrar edificios que en su mayoría estén construidos por materiales que respetan muy poco el medio ambiente pero existen alternativas, que aunque en un principio puedan parecer más caras, al final proporcionarán un importante ahorro energético.
Todos estos factores son a través de los cuales se pretende diseñar y construir una casa sostenible de la forma más sostenible posible, es decir, se parte del estudio del medio ambiente para adaptarse a él. Son casas completamente únicas cuya construcción varía dependiendo del enclave en el que se encuentren, por eso nunca habrá dos iguales. Pero además, las casas bioclimáticas no quieren diferenciarse únicamente por el lugar geográfico que ocupan sino también por las personas que las ocupan. Es igualmente necesario estudiar las costumbres y modos de vida de los futuros habitantes dispuestos a alojarse allí para adaptarse a ellos, diseñando una vivienda que potencie sus intereses y sobre todo, mejore su calidad de vida.
Además, ya os lo hemos ido contando en nuestras redes sociales cada vez va aumentando más la construcción de «viviendas verdes». En España ya existen decenas de edificios de consumo casi nulo mucho más exigentes que la actual normativa de construcción