Vivir en cuarentena debido a una pandemia mundial es una situación insólita para todos pero, ¿hay diferencias entre estar confinado en una vivienda normal y una Passivhaus? Hoy hablamos con Albert Arpón, habitante de nuestra casa pasiva de madera que realizamos junto a él y Vimworks.
¿Cómo está siendo vivir en una casa pasiva en estas circunstancias?
Pues la verdad es que, si pudiéramos no considerar el estado de crisis sanitaria y de las demasiadas pérdidas humanas, estaríamos encantados con el confinamiento. Hasta no hace mucho solía lamentar no poder pasar más tiempo en casa y con la familia, por lo que en estos momentos, y aunque es una situación impuesta, podemos disfrutar aún más de la casa y de la familia; es en estos momentos en los que adquiere importancia, aún más si cabe, el poder disfrutar de las bondades de una casa pasiva.
Estamos pasando más tiempo que nunca en casa, ¿qué diferencias notas con respecto a una casa convencional?
El confort que nos ofrece una casa pasiva con estructura de madera como la nuestra se traduce en beneficios cuantificables como puede ser la calidad del aire interior de la vivienda – permanentemente renovado y filtrado – o en el aislamiento térmico y acústico que nos brindan las ventanas de altas prestaciones o la ventaja de obtener unas ganancias térmicas solares gracias a una adecuada estrategia de orientación y protecciones solares, pero también en beneficios no cuantificables como son el confort visual y táctil que nos ofrece la madera natural, que es el material predominante en el interior de nuestra vivienda, presente en pavimento, mobiliario, paramentos verticales, carpinterías y estructura. Si me permitís, ya a título personal y por deformación profesional – probablemente – disfruto observando los detalles arquitectónicos y constructivos de cada rincón de la casa y agradezco a menudo que en su día formáramos tan buen equipo técnico y humano entre Vimworks, Jesfer y este humilde y orgulloso propietario de esta “Passifiscal”.
¿Dónde se nota ese confort y bienestar que aportan este tipo de viviendas a sus habitantes?
Un ejemplo muy representativo de ese confort y bienestar que aportan las casas pasivas es, insisto, en la calidad del aire interior. Estos días de confinamiento somos 3 personas que pasamos casi 24 horas al día dentro de casa realizando diferentes actividades: trabajar, estudiar, dormir, cocinar, practicando yoga e incluso sesiones de educación física on line nuestro hijo en edad escolar. En todas ellas es importante disfrutar de una buena calidad de aire interior y poder mantener unos niveles de concentración de CO2 bajo control es básico en estos días en los que invertimos más tiempo trabajando y estudiando los 3 en casa.
Al estar todo el día en casa, consumimos más luz y energía, ¿se nota un menor consumo respecto a lo que sería una vivienda tradicional?
El consumo es prácticamente igual de bajo en estos momentos de confinamiento que habitualmente puesto que donde más se ha incrementado el uso es en iluminación y consumo de electricidad de los equipos informáticos derivados del teletrabajo y educación/formación on line desde el despacho (ordenador, portátil, tablet, impresora y smartphones). Ese extra de consumo eléctrico es prácticamente irrelevante en la factura de la electricidad.
Respecto al consumo de energía por calefacción y agua caliente sanitaria, gracias a la elevada eficiencia energética de las casas pasivas de madera, no existe un incremento de consumo en estos días de confinamiento puesto que la temperatura se mantiene estable. De hecho, nuestro propio calor corporal, es capaz de climatizar durante más horas al día el interior de la casa, por lo que me atrevería a decir que, en ese sentido y gracias al aislamiento y hermeticidad de una casa pasiva, ¡el consumo energético es incluso inferior que en condiciones normales!
El lugar donde está ubicada la vivienda es de 10, ¿cómo es vivir el confinamiento en una casa pasiva así de bien ubicada?
Es una suerte inmensa el poder pasar un confinamiento en este entorno; ya no sólo por poder disfrutar de la casa, del jardín, el huerto, etc sino porque la baja densidad demográfica del entorno conlleva que, hasta la fecha, no existan casos conocidos de contagio en todo el municipio y poder seguir las recomendaciones de las autoridades sea más fácil.
¿Es necesario abrir las ventanas para ventilar? En las casas pasivas no suele serlo debido a su buen aislamiento. Muchos expertos lo recomiendan para eliminar posibles virus y mantener el bienestar en la casa.
La eterna pregunta de los escépticos, jajaja. Precisamente hace un par de días mantuve una conversación telefónica con mi compañero arquitecto del proyecto de nuestra passivhaus en la que le confesaba que, si pudiera retroceder en el tiempo, aún hubiera optado por más ventanas fijas… y eso que, en planta baja, ¡ya disponemos de 5 ventanas no practicables!
La verdad es que, no es que no se pueda o deba abrir las ventanas en una passivhaus, como rezan algunos (pocos) escépticos, sino que sencillamente no es necesario gracias a la permanente renovación del aire interior que ofrece el sistema de ventilación con doble flujo y recuperador de calor instalado en toda passivhaus. Dicho equipo dispone de dos filtros, en nuestro caso tipo G4, para filtrar tanto el aire proveniente del exterior, como del interior de la casa, lo que se traduce en menos presencia de polvo, humo, ácaros, insectos, etc.
Abrir una puerta o una ventana, a efectos térmicos, es una pérdida de eficiencia energética considerable, máxime si en el exterior hay unos pocos grados sobre cero y en el interior disfrutas de unos agradables 22º conseguidos y mantenidos gratuitamente gracias al sol.
Albert Arpón
Arquitecto técnico, Project manager y consultor passivhaus
609.608.461 I albert.arpon@aparejadoreshuesca.com
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